En las últimas dos décadas desde el nacimiento de la psicología positiva, ha incrementado la tendencia dentro de las organizaciones a invertir en culturas de felicidad y bienestar. Estas culturas cambian el enfoque clásico de ver a través del filtro de lo que está mal y hay que corregir, a ponerle atención y celebrar lo que se está haciendo bien, lo que sí se tiene y en aquello en lo que destacan sus trabajadores.
Este nuevo enfoque acompañado de una estrategia de crecimiento y un liderazgo apreciativo, alineado con las metas de la organización, se convierten en una mezcla potente para conseguir resultados extraordinarios, entendiendo que una parte fundamental de las empresas es incrementar su rendimiento y potenciar su productividad.
Al entender que el factor común de las organizaciones son las personas, resulta casi evidente que al cultivar culturas donde los individuos puedan florecer se alimenta un círculo virtuoso: un trabajador satisfecho hace mejor su trabajo y atiende mejor a los clientes, estos clientes satisfechos se fidelizan con la organización convirtiéndose en promotores de la empresa y a consecuencia la empresa crece.
Uno de los elementos clave para que las culturas de bienestar evolucionen, son valores organizacionales claros con conductas bien definidas. Una acción vale más que mil palabras, y de eso se trata, de llevar las palabras a la acción y de transformar los conceptos abstractos en indicadores tangibles que se puedan identificar y medir. La clave de una cultura exitosa es poder vivir lo que se dice que se hace y valora. Actuar de esta forma resulta en algunos beneficios:
1. En los proyectos de consultoría encontramos con bastante frecuencia que las personas buscan trabajar en compañías que cuidan de sus trabajadores, donde se valora la diversidad, se reconocen las fortalezas de las personas y donde hay un ambiente que está alineado a sus motivaciones. Es por ello que hemos visto que potenciar culturas positivas es un elemento que permite atraer y retener talento que quiera crecer haciendo crecer a la organización.
2. Hemos identificado también que las organizaciones que potencian culturas de bienestar y felicidad son recompensadas con la lealtad de sus trabajadores en buena parte porque están satisfechos y motivados y se sienten que están trabajando por una causa más grande que ellos.
3. Las culturas positivas promueven relaciones interpersonales saludables, trabajo en equipo, comunicación asertiva, reconocimiento, amabilidad y colaboración. Estas conductas facilitan los procesos resultando en equipos con mejor rendimiento.
4. Y un beneficio no menos importante es que las culturas positivas disminuyen los niveles de estrés en el lugar de trabajo, resultando en la disminución de la rotación y el ausentismo laboral pues las personas se sienten motivadas y disfrutan ir a trabajar.
Al reconocer estos beneficios, que impactan positivamente tanto el bienestar de las personas como la productividad de las organizaciones, se convierte en un compromiso el extender una invitación a todas aquellas organizaciones que aún no han comenzado a transitar este camino, a que se unan a este movimiento. En Wakku creemos que las organizaciones son motores de cambio en las sociedades, mientras más seamos, mayor el impacto.
Andrea Medina Ravelo